
El turno de noche
Fotografía galardonada con una mención
de honor en la categoría: “Debajo del agua”
A medida que cae la oscuridad en el remoto atolón coralino de Fakarava, en la Polinesia Francesa, los moluscos comienzan a moverse. Los dueños de estos grandes caparazones superiores, que alcanzan los 15 centímetros de ancho en la base, pasan el día escondidos en grietas entre los corales, generalmente en los bordes exteriores del arrecife, resistiendo las fuertes corrientes y el oleaje. Por la noche, emergen a pastar en pavimentos de algas y escombros de coral del fondo marino. Sus gruesas conchas en forma de cono, que se muestran con incrustaciones de algas, fueron tan buscadas para hacer botones de nácar, joyas y otras artesanías, que esta especie fue una vez el invertebrado más comercializado del mundo. Esto llevó a su declive generalizado y ahora es el foco de los esfuerzos de conservación. Cruzando detrás de estos herbívoros lentos se encuentra uno de los principales depredadores del arrecife, un tiburón gris de arrecife de casi 2 metros de largo capaz de alcanzar velocidades de casi 50 kilómetros por hora y listo para una noche de caza. Este identifica a sus presas (principalmente peces de arrecife óseos) con sus sentidos agudos y a menudo, caza en grupo.
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