Golpeada por el viento en lo alto del macizo Alpstein de los Alpes suizos, Alessandra apenas podía mantenerse en pie, pero las chovas de pico amarillo estaban en su elemento. Estas aves gregarias de montaña anidan en barrancos rocosos y acantilados, permaneciendo con sus parejas durante todo el año. Se alimentan principalmente de insectos en verano y de bayas, semillas y desperdicios de comida humana en invierno, hurgando audazmente en bandadas alrededor de las estaciones de esquí. Están constantemente en movimiento buscando comida, y cuando un bandada de carroñeros se acercaba, Alessandra pudo escucharlos emitir sonidos tan fuertes e insistentes que, en medio de aquel paisaje dramático se sentía estar en una película de suspense. Aprovechando las ráfagas de viento que arrastraban a los pájaros hacia ella y ralentizaban su vuelo capturó sus impresionantes acrobacias contra el cielo cambiante y las escarpadas montañas cubiertas de nieve.
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