Un día llevaron a la televisión al hombre más alto del mundo, para entrevistarlo en compañía del hombre más pequeño del mundo. El entrevistador preguntó:
-¿Qué es peor, ser el más alto o el más pequeño?
-Ser el más alto –dijo el hombre más alto del mundo-. Todo son problemas. Me doy con la cabeza en los techos, no quepo en los coches ni en las camas. Me tienen que hacer la ropa a la medida. Y como por tres.
-Ser el más pequeño –respondió, en cambio, el hombre más bajito del mundo-. La gente me ignora en las reuniones, me pisan por las calles, me cuesta subir escaleras, no alcanzo a besar a mi novia. Y me harto con una pipa de girasol.
El entrevistador se quedó pensativo, y acabó por añadir:
-Pues yo creo que lo peor es ser un mediano como yo, ni alto ni bajo, uno más del montón.
El hombre más alto del mundo se encogió para mirar al mediano y se agachó para mirar al más bajo.
-¡Vaya tres!
Y se fueron a tomar algo, para combatir el desánimo.
BRAULIO LLAMERO
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