El
buen tiempo nos acompañó durante toda la excursión por la Calzada Romana de
Pesquera, y lo hemos pasado de maravilla.
Comenzamos
la ruta en la bolera cubierta de Pesquera y nos dirigimos primero al Área de
Interpretación de la Calzada, situado a la entrada del pueblo. Desde allí
seguimos hacia Somaconcha, a apenas kilómetro y medio. Poco antes de llegar, en
un cruce de caminos, descubrimos un humilladero en el llamado “Campo de las
Ánimas”, rodeado de vacas que nos observaban con curiosidad.
Al
alcanzar Somaconcha (711 m), nos encontramos en el punto más alto del
recorrido. Desde este collado disfrutamos de unas vistas espectaculares de la
Sierra del Pico Obios, con sus laderas cubiertas de un frondoso bosque de
robles y hayas. Dejando atrás el pueblo, avanzamos por un sendero entre
avellanos, brezos y tojos. Tras pasar una portilla, aparecieron los primeros
restos del antiguo empedrado que formaba parte de la vía romana.
La
Calzada desciende entre un hermoso bosque de hayas, avellanos, castaños y
cajigas. A medio camino llegamos a la pequeña aldea de Mediaconcha, donde nos
detuvimos para contemplar sus casas tradicionales, hoy deshabitadas, y los
restos de la iglesia en ruinas. También aprovechamos para descansar y disfrutar
de los bocadillos que nos había preparado Antonio.
Un
poco más adelante, el empedrado vuelve a aparecer junto a un abrevadero, y el
camino desciende paralelo a una pista de tierra. Tras cruzar un puente sobre el
ferrocarril, se abrió ante nosotros una magnífica panorámica: a la izquierda,
Montabliz; a la derecha, la aldea de Pujayo.
Continuamos
por la Calzada hasta llegar a una cabaña desde la que se divisaban los pueblos
de Pie de Concha, Cobejo y Bárcena. Ya en los últimos metros del recorrido,
encontramos las primeras casas de Pie de Concha (325 m), punto final de nuestra
aventura.
En
definitiva, fue un día inolvidable lleno de naturaleza, historia y buena
compañía.
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